Existe una teoría budista que habla sobre la reencarnación del alma.
Nuestras almas se reencarnan durante generaciones en cuerpos diferentes para irse perfeccionando a lo largo de los tiempos y llegar, por fin, a un estado de pureza sublime.
Pues bien, creo que algunas de nuestras almas durante esos ciclos sucesivos de reencarnaciones se encuentran hasta tal punto que, aunque no lo recordemos, ya han experimentado una empatía especial las unas por las otras y no pueden evitar volver a atraerse, por esa fuente de energía positiva o negativa que su áurea genera.
Hoy he sido testigo de la confluencia de esas almas. El alma de Claudia Telecan, gran partícipe de uno de los años que más han marcado mi vida, ha resultado ser el link, la pista que me dice, que hay algo escrito en alguna parte. Algo que nadie puede controlar sino una fuerza externa que nos mueve a los humanos, como si tuviésemos pendidos de las muñecas dos hilos.
Claudia: colores nuevos y días claros.
Claudia en Sunderland. Claudia en Granada.
Claudia es vida y une vidas. ¿ O quizás la virgen de la Aurora? ¿ Quizás ella sea la reencarnación de la Virgen de la Aurora?.
No me he vuelto loca, no. Simplemente me doy cuenta de que el escepticismo ya no tiene cabida en mi vida.
La casualidad, con ese nombre no puede existir.
Hay cosas que no son una casualidad.
¿ Cómo me doy cuenta de que puedo vomitar mi corazón por la boca y en unos meses tener uno nuevo intacto latiendo, recién nacido?
¿ Cómo puedo no haber sabido en tanto tiempo qué camino tomar?
¿ Cómo lo cotidiano se transforma en especial?
¿ Cómo creo que hay que atar los hilos de varias almas para que todo cobre sentido?
Y tejiendo una magnífica bufanda en este otoño, quizás llegue el invierno, la nieve, el pannetonne y el 2009 cargado de ...colores nuevos y días claros.
* A Claudia Telecan por el nuevo ser que ha traído al mundo, por su sonrisa en mi año sunderliano y por ser el alma que me ha guiado a encontrar un alma especial en el mundo.
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