
Ya que no soy muy deportista, era un gran reto y, aunque con mucho esfuerzo porque la pendiente para llegar a Offida casi me deja sin aliento, lo conseguí sin detenerme en el camino
A veces, uno intenta demostrarse a sí mismo, que se puede superar día a día y que puede alcanzar una meta aunque le cueste tiempo y esfuerzo.
La voluntad hace nacer un hilo de esperanza para tejer la alfombra de los sueños que un día colocamos en el balcón de nuestra casa para tumbarnos encima y mirar las estrellas.
El regreso, un poco más fresco, cuesta abajo, a pesar de los mosquitos trompeteros, me hizo sentirme libre de la esclavitud psicológica del mundo.

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