Mi vida está en estrecha relación con "la linea gialla".
Según la megafonía no debería atravesarla, pisarla o caminar sobre ella.
Últimamente incluso me mira y se mofa del poder que le han otorgado.
Cansada de estar sujeta a reglas absurdas, que lo único que hacen es atosigar, decido ignorarla.
"Vamos, ahora me va a decir a mí Trenitalia lo que tengo que hacer con mi vida."
He descubierto cosas verdaderamente sorprendentes, sin hablar de los horarios, tema demasiado trillado en otras entradas.
La novedad más vergonzosa es el baño del tren regional ¡El baño!
Consiste en un agujero en el suelo del vagón y está prohibido su uso durante el período de tiempo en el que el tren se para en la estación. Obviamente, supongo que no os preguntáis el motivo.
A veces, durante mis largos momentos muertos esperando el tren he pensado en esos excrementos que vemos en las vías : "¿quién trae el perro a pasear por aquí?"
No, queridos, no es el perro.
A mis casi 30 años (que por cierto, me queda poco y que sepáis que cuando una está fuera de casa le hace ilusión de vez en cuando que se acuerden de ella) descubro que mi ingenuidad todavía está viva.
Y camino a lo largo de "la linea gialla", me paro ante ella cuando pierdo el tren desesperada y doy incluso saltitos cuando me dan las nueve de la noche, hace un frío que pela y el tren llega con retraso.
Espero que algún día me traiga alguna alegría. Aunque si lo pienso ya lo ha hecho...
Salgo pitando...
1 comentario:
only must think: mind the gap
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