Se unió con la tierra, con los pájaros, con la libertad del aire.
Un espíritu libre. Un alma inmortal que permanecerá en nosotros para siempre.
Recordaré sus pequeñas manos, su piel de algodón y sueños.
Sus ojos repletos de luz, de ansia de acompañarnos hasta el último momento.
Su sonrisa, su alegría, su optimismo en la dificultad.
Era hora de dormir. Hora de descansar. Hora de dejar atrás los miles de senderos caminados.
Aunque yo sé que estarás siempre aquí acariciando mi pelo en el silencio de la noche.
Gracias, abuela.
1 comentario:
Tu en la distancia lo vas a pasar un poco peor, pero ten animo y cuidate. Un abrazo. Ana
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