martes, 7 de febrero de 2012

Desde dentro


Muchas veces nos dejamos convencer por los otros sin analizar verdaderamente los motivos por los que nos juzgan o nos presionan para que formemos parte de  esa vida “políticamente correcta” que todos debemos tener y seguir a rajatabla para no formar parte de ese grupo de “incompetentes”  con los que sólo se puede perder el tiempo para darles consejos “inútiles” sobre un canon de vida a seguir, unas normas que cumplir y la aceptación de ese conformismo insano que  conduce por el camino directo de la infidelidad.

Está claro que no son tiempos fáciles pero tenemos que asumir que la crisis no son palabras que se lleva el viento. No es la carencia de dinero en nuestra cuenta del banco originada por los desgraciados que nos tienen que pagar y piensan que estaremos dispuestos a besarles los pies para obtener los despojos que ellos nos dejan hasta el resto de nuestros días.

Un día todo estallará desde dentro. Desde el núcleo de esta farsa que han estado creando para  seguir diciéndonos que somos una generación perdida sin oficio ni beneficio.

-Oiga, señor, yo no tengo beneficios porque usted se calienta los cojones cada día sobre un sillón de diseño mientras que yo me mojo los pies saliendo de los trenes con mis botas de plástico “made in Italy” fabricadas en China  sin saber si en medio de esta tormenta de nieve podré regresar a mi casa. Por supuesto, con sus ruedas térmicas llegará muy lejos… irá por la autopista donde pasará el quitanieves y le acariciará los cojones nuevamente. Yo me tendré que conformar con mi jarabe y mi principio de bronquitis hasta próximo aviso. Eso porque me lo merezco, ¿sabe? (lo que usted no sabe es que un día en mi piel de cordero haré saltar su cerebro por los aires)

Desde dentro.

Claro, luego hay que tragarse el discursito de que no sabemos lo que es hacer esfuerzos, que nos lo han regalado todo…

No creo que esto vaya a quedarse así por mucho tiempo. “Estamos trabajando en ello”.

Hace falta planear una lucha inteligente.

¿Y cómo?

Desde dentro.

De nada vale atacar desde afuera porque ellos se defenderán con uñas y dientes.

Defenderán su feudo porque siendo sinvergüenzas,  no se dan cuenta de lo que están robando a los demás: una oportunidad.

Mientras tanto yo se la robo a más de la mitad del planeta con mi inoportuna existencia occidental.

Está claro que ellos también algún día intentarán hacer explotar mi cerebro por los aires.

Todos hechos de la misma basura en este tablero de “hundir la flota” donde “sálvese quien pueda”.