sábado, 4 de julio de 2009

Pescara-Milano-Madrid


Tras más de 12 horas de espera, lectura obligatoria y paseos aeroportuarios, por fin, llegué a Madrid.
Un par de conexiones de metro y Voilà! Por fin le doy un achuchón a Lichy que me espera acalorada bajo la luz de una farola.
-Oye, wapa, si parece que nos vimos ayer...
Qué cierto.
Para variar, un poco de pizza ( yo que me escapaba de los carbohidratos) Matamos el hambre. Hablamos, hablamos, hablamos.
Bajamos a tomar unos "copazos" ( como dice ella) aunque yo me inclino por los refrescos.
Hace un calor sofocante. Madrid permanece despierto. Las chicas se pasean con sus minifaldas. Los chicos se hacen los simpáticos combinando discursos poco ingeniosos.
Entramos en un "garito" donde pinchan una música estupenda: éxitos míticos, de esos de cantar, de recordar viejos tiempos.
Nos invitan a irnos. Son las 3:30. Mis fuerzas comienzan a flaquear.
Entramos, como latas de sardinas, en otro bar.Efecto sauna continua y deshidratación a flor de piel.
La abuela Miriam se retira. Días intensos cargados de emociones.
Un encuentro con una amiga que echaba tanto de menos.

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