sábado, 17 de enero de 2009

Icía


Por fin he conocido a Icía, de algún modo mi sobrinita, y la sensación ha sido más que agradable.
Contando con que no soy especialmente adicta a bebés, niños o seres cuya producción de decibelios pase de los normalmente aceptados por mi cerebro, ha sido una sorpresa. Una ilusión ( para que negarlo)
Conozco a Paulita desde que tenía cuatro añitos. Aunque su futuro próximo era completamente evidente, no me podía hacer una idea de ella con un peque en los brazos.
Icía tiene una cara preciosa y unos ojos que me dicen que querrá conocer el mundo. Por eso, su regalo de " recién llegada" no podía ser otro que un par de zapatos para correr y su primer libro de inglés para aprender a contar del 1 al 10. Es lo que tiene el fanatismo por la didáctica.
Icía...
Comprobado que mi instinto maternal sigue en off, intenté evitar el momento " cógela, cógela" que fue frustrado, por supuesto.
Cuando me dí cuenta la tenía agarrada y la miraba como si fuera un bocata de jamón en un día de muchas horas sin probar bocado.
Y aunque aprovechó la coyuntura para tener su momento All Bran, he de decir que me inspira una ternura especial, de esas que no sientes por todas las cosas que te rodean.


No hay comentarios: