viernes, 29 de julio de 2011

Antes de que termine julio...

Antes de que termine julio tengo que hacer tantas cosas...
Sobre todo, debería programar la agenda de agosto.
Quiero estudiar, quiero quedar con decenas de personas, bailar, empezar un esquema de un libro...
Contando con el hecho de que un día tiene tan solo 24 horas, significa que tendría que dormir como máximo 6 al día.
Seguramente así perdería un par de kilos, estudiaría estadística y organizaría el mes de septiembre..¡uff!, ¡ese sí es complicado!
Hace poco hacía un curso para tutores virtuales en el que se dedicaba un módulo completo a la problemática sobre la gestión del tiempo: la importancia de darle prioridad a algunas tareas frente a  otras...
Por desgracia, formo parte de una pequeña minoría que consigue salir airosa de las dificultades en el último minuto (no sin esfuerzo).
Creo que estoy entre ese grupo de personas a las que nos encantaría que el día tuviera más horas y tener más recursos para aprovecharlas...
Aunque...¡ojo! hace falta concentrarse...y hacer las cosas una a una.
Quizás lleguemos siempre a las fechas por los pelos pero puede significar también que ponemos todo nuestro empeño en su consecución...
Las Piedras de tu vida
Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:
- ¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?
Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco.
Luego preguntó:
- ¿Está lleno?
Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes.
El experto sonrió con ironía y repitió:
- ¿Está lleno?
Esta vez los oyentes dudaron:
- Tal vez no.
- ¡Bien!
Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.
- ¿Está bien lleno? preguntó de nuevo.
- ¡No!, exclamaron los asistentes.
Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
- Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.
Un alumno respondió:
- Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.
- ¡No!, concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. ¿Cuáles son las piedras grandes en tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada? ¿o son tu trabajo, tus reuniones, tus viajes de negocio, el poder o el dinero? La elección es tuya. Una vez te hayas decidido..., pon esas piedras primero. El resto encontrará su lugar.

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