jueves, 22 de noviembre de 2007

La bebida de la felicidad:remordimientos y sinceridad

Hoy no he llevado un día muy bueno. El caso es que todos los días no pueden ser de esos de emanar energía y sentir alegría a borbotones ( que, ojalá, así fuera). Ha sido uno de esos días con final feliz premeditado, ya que, por lo menos, tenía planes de ver a unas amigas Allá vamos.
Misteriosamente, me he levantando pensando en un té de sabor entre amargo y dulce que tan sólo se puede tomar en un lugar de la ciudad y que causa en mi efectos extraordinarios.
Reconozco que sólo hay dos bebidas que me hagan sentir esa sensación: una piña colada bien preparada (aunque detesto el sabor de piña en cualquier otra versión) y el té del que os hablo y cuyo nombre no menciono por una amnesia( no sé si transitoria) que me impide recordar nombres, números concretos y fechas señaladas. Pues bien, yo las denomino: bebidas de la felicidad.
La conversación comenzó bastante tensa ya que nos enteramos de los problemas de salud de una amiga, por cierto, muy querida, a la que espero ver muy pronto y darle un abrazo de esos de los grandes, de los que se dan con el corazón en la mano.
Luego S nos empezó a contar como se le habían roto unos de sus vaqueros favoritos por el trasero y no pudimos evitar troncharnos de la risa.Ella es así de espontánea.
Lo cómico de la cuestión es que achacó el incidente a un ligero problema que ella dice ser de sobrepeso. Yo la verdad, no creo que le sobre un gramo, pero reconozco que las mujeres somos unas histéricas con ese tema y a nadie le gustaría convertirse en un bicho "bola" ( para que nos vamos a engañar).
Nos íbamos animando y me contaban su cita del sábado pasado con el affaire, rollete ( o como le quieras llamar) de A; que por lo visto es un tío muy majo, al que le va un montón la música pero que, habla de lo que le interesa por los codos y no deja meter baza.
S lo conoció y me comentaron que ,el buen hombre, se emocionó a hablar de que tocaba la gaita y la flauta "travesera", y pues claro, le concedió tanto énfasis al tema, que S y su novio acabaron fritos y tuvieron que salir por patas después de aguantar la disertación distendida.
A le preguntó a S qué pensaba de él. Y a S le dio un arrebato de sinceridad: " Cuando salimos del local queríamos suicidarnos." Yo estaba a punto de tirarme por los suelos del ataque de risa que me dio. Creo que no fue sólo lo gracioso de la situación, sino que el segundo té que había pedido ya extorsionaba un poco mi estado anímico.
Para colmar el discurso S luego siguió contándonos algo sobre su conciencia. Es decir, y resumiendo, decía que se sentía un poco mal porque quiere mucho a su chico pero que piensa mucho en el que siempre ha catalogado como " el hombre de su vida" ( que curiosamente, no es su chico actual.) Luego empezó a hablar de remordimientos y cosas de esas.
Empecé a reflexionar en voz alta y le dije; " Qué remordimientos y qué leches. Tú cuando tienes unos vaqueros viejos...¿ Qué haces? Lo normal es cambiarlos cuando ya se han roto. ¿No?".
Ella me dijo: " Os lo tenía que contar, me siento muy mal, si no iba a estallar"
A observaba y sonreía
Le respondí: " Ya sé de que se te han roto tus vaqueros. Eran los remordimientos, que te oprimían y tenían que salir por alguna parte"
Las tres reímos.
Cuando volvía en el coche a casa iba pensando en lo de los vaqueros viejos y rotos...y no es verdad, a veces no los tiramos, o los cambiamos por otros, a veces los conservamos, porque son cómodos, porque nos da pena tirarlos o porque, simplemente, les habíamos cogido cariño.
En cierto modo la sentencia, poco apropiada, no la podemos aplicar a la vida.
Hay cosas viejas, que por el simple hecho de serlo y de llevar tanto tiempo con nosotros se vuelven parte de nuestro ser y sufrimos al perderlas.
El té de la felicidad, ya en mi estómago, iba perdiendo sus efectos.
Sentí un poco de melancolía...

1 comentario:

Ana dijo...

Que buenos son los días de risas... pero que cierto es que duran muy poco. Cuando uno aterriza de nuevo en casa parece que haya reído tanto que ya no queden más ganas de reir y los "tormentos" amenazan con volver a planear, pero, como me dijo hoy alguien, "que seas sensible no quiere decir que seas frágil", así que adelante con nuestras locuras transitorias, con nuestras norias de sentimientos ahora arriba ahora abajo... eso quiere decir que sentimos, quizás lo malo nos hace más daño, pero lo bueno nadie nos lo quitará nunca. He concluido que prefiero ser como soy que no un ser neutral que no se deja llevar por sus emociones: la vida no es la misma sin subidas y bajadas. Y he de decir que es muy muy cierto que las alegrías compartidas son dobles alegrías, pero que las penas compartidas son medias penas, sin ninguna duda. Gracias a todas, de verdad. Ellos vienen y van... pero las personas importantes estarán siempre y son las que hay que cuidar.
P.D.: S, qué JR es muy majo!!!! Jeje