sábado, 1 de diciembre de 2007

Salto al vacío

Por fin alguien me cuenta con pelos y señales lo que se siente saltando al vacío.
Y quién mejor que una amiga con la que compartí la adolescencia.
Me ha parecido tan guapa después de no verla en tantos meses... y he pensado que quizás siempre ha sido un poco particular. Una de esas amigas "metafísicas" ( como decía Sergio) que puede que no sean un apéndice de tu día a día pero que cuando las ves sientes una alegría infinita y unas ansias precipitadas de reír y llorar al mismo tiempo.
Me he quedado sorprendida con su narración del salto al vacío. Me ha llegado a transmitir parte de la sensaciones que vivió en aquel momento con tan sólo palabras.
Hay muy poca gente que pueda hacerlo( y hay que reconocer que, precisamente, expresar sus sentimientos no era una de sus habilidades más destacadas cuando íbamos al instituto).
Su descripción del paisaje. La sensación de subir en el avión y saber que lo que vas a hacer es tan sólo..."sentir", "tocar las nubes con las yemas de los dedos", "volar y llenar tu cuerpo de adrenalina"... me ha tocado el alma.
Puede que eso sea lo que debamos hacer todos. Menos atesorar y más vivir aquello que no sabemos si tendremos la oportunidad de experimentar en el futuro. Es lo que necesitan nuestros cuerpos.
Todo tiende al infinito.
Límites, limitar la expresión de los sentidos.
Maximizar las esperanzas,
minimizando la evasión a otros destinos.
Acercarse,
por la derecha o por la izquierda,
a esa asíntota que nos separa del abismo.
Errar la prueba y despertar
bañados en sudor.
¿ Qué ha sucedido?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre una lágrima y una sonrisa.Me halaga que hayas hablado de mi y de mi salto,pero las referencias al pasado me hacen despistan sobre lo que piensas de aquella adolescente.
En cuanto al físico,gracias, tu si que estás guapa, cariño. Seguiré leyendo el resto del blog.