lunes, 31 de diciembre de 2007

Fin de año

Queridos todos.
Este año ha tenido sus más y sus menos, y, afortunadamente, podemos despedirnos de él victoriosamente. Así que coged las pocas energías que os restan y todas vuestras ilusiones y vámonos a ver lo que nos espera.
Mis mejores deseos y todo el cariño del mundo para los que vivís conmigo el día a día y también para los que me aguantáis de vez en cuando ya que todos tenéis vuestro mérito.

Acrobacia

Doy un salto mortal
hacia el mañana
poco doloroso.
Me disfrazo
de la princesa
de un cuento
que escribe cada día
con la tinta
de sus ilusiones
Doce uvas.
Olvidemos el año pasado.
Acrobacia.
De haber sobrevivido
para contarlo.
Olvidemos las lágrimas,
los insultos del tiempo,
las caricias cálidas.
Recojamos el
“aquí y ahora”
entre burbujas de éxtasis,
canciones absurdas
de corazones rotos
y sexo entre bestias
de asfalto.
Vomitan en las esquinas
los codiciosos
Y en un rincón
un alma llora
el desamor
del no ser correspondido.
Yo salto
y en la acrobacia
me tuerzo el tobillo
de mi última decepción.
Un año nuevo.
La gente pasa.
Amanezco dos días después
con un dolor de cabeza insoportable.

1 comentario:

Ana dijo...

Hoy he visto la película "Una mente maravillosa". Quizás no escogí un buen momento para verla, ahora mi cabeza ha vuelto al tormento de siempre, pero ya está hecho. ¿Es mejor vivir creyendo lo que uno quiere o aceptar la realidad? ¿Se es más feliz dándose cuenta de las cosas o a veces es mejor construir un mundo alternativo o paralelo? ¿Podré algún día abandonar la burbuja? En este segundo día del año puedo decir que no. La burbuja me protege aunque no sé muy bien de que o de quien en realidad, pero me siento mejor. Me ha parecido genial lo de aprender a vivir con nuestros fantasmas. Lo intentaré. Intentaré vivir en armonía con los recuerdos, con las imágenes que vuelven sin querer, con las palabras que me atormentan sin desearlo, con las sensaciones que aún me emocionan, teniendo que pasar por cada lugar viendo el pasado, escuchando cada canción mientras cae una lágrima,..., esperando la otra vida, la prometida, la que sueño cada día irremediablemente, y en la que aún no estoy porque en el fondo no tengo valor. Sé la teoría: todo pasa, no hay mal que cien años dure, después de la tempestad siempre llega la calma,..., si, puede que si, pero este nudo en la garganta que me acompaña desde noviembre hace que lo dude y mucho. Se ha ido transformando en tos, en irritación, en más tos, en alergia,..., pero no es nada de eso, lo sé, lo sentí un día y no volvió a marcharse, se quedó ahí anclado y no se va. Aplicaré la lección e intentaré que me acompañe en vez de que me incomode, aunque hoy casi me tiene ahogada. ¿Realmente podemos controlar nuestra mente? Creo que si pero a partir de un punto, de ese punto que yo llamo "ver la luz". Cuando estás en agujero (ese agujero calentito en el que a veces hasta nos sentimos cómodos)no puedes entender, ver ni controlar nada, pero de pronto un día, puede ser al cabo de dos semanas, de tres, de un mes, de un año,..., ves la luz. A partir de ese momento vuelve a salir el sol, poco a poco, pero vuelve, y es ahí cuando podemos empezar a tener cierto control sobre aquello que nos viene a la mente, estamos más fuertes y somos capaces de cerrar el paso a las ideas redundantes, tan peligrosas, y cambiar de actividad para desconectar. De lo que empiezo a tener serias dudas es de lo que ocurre en las recaídas. Parece que cuando vuelves al agujero por un motivo nuevo sales con más rapidez, pero no sé si no será un espejismo y en realidad es mucho más difícil cada vez. No estás en el fondo, pero tampoco puedes salir y quizá sea el punto más difícil. Te vuelves automático, te telediriges a los sitios, sonríes con hilos de marioneta y hasta te pintas la cara de payaso, pero dicen que los ojos lo revelan todo y eso si que no se puede disimular, al menos yo aún encontré la manera (se admiten sugerencias).
Vamos acumulando cicatrices. Se dice que la cicatriz cierra la herida, así que deberíamos de poder contar de vez en cuando la historia de como nos la hicimos sin que tuviera más transcendencia que cualquier otra cosa que contemos. Pero no es así. Cada cicatriz que se revive duele, más o menos, pero duele, hasta sangra a veces sin saber por qué y hay que volver a curarla. Algunas apenas se ven, quedaron ahí pero bueno, bien, podemos convivir con ellas, y otras no se van por más que visitemos a mil médicos.
¿Alguien conoce la salida de emergencia del sinsentido? ¿Alguien sabe cómo bajarse del tren equivocado? ¿El aislamiento es una solución? ¿El amor existe o somos nosotros que insisitimos en creerlo? ¿Pueden parar el mundo un momento que me quiero bajar? (esto es plagio, lo sé)
En fin, entre otras maravillas también me acompaña el insomnio hace un tiempo, por eso escribo estas cosas tan extrañas. En honor al título del blog he de reconocer que "I'm hooked on a feeling", y creo que todos encadenamos feeling tras feeling inexplicablemente. Fin de la ecuación.