domingo, 16 de diciembre de 2007

Frío

Parece que ha llegado el invierno.
La gente de costa, donde yo vivo, no estamos acostumbrados a las bajas temperaturas y es cómico ver como nuestras naricillas se convierten en indeseables pimientos morrones. ¡Qué, vamos! Ni el payaso de Micolor.
Nos da vergüenza reconocer que nos dan ganas de meternos con los calcetines en la cama, y, bueno, yo tengo que decir que tengo unos de esos de grosor "aquí no pasa ni Dios", de uso exclusivo para estos días, poco frecuentes, de "frío de la muerte".
No me puedo imaginar qué hacen los habitantes de países como Rusia, Noruega o Canadá cuando llegan a temperaturas tan ínfimas como los -30 grados.Ya sabemos que el ser humano se acostumbra al hábitat en el que vive, pero... ¿ No os parece demasiado para el body?.
Así están los pobres. Los rusos Pegándole al vodka sin piedad. Los canadienses pasan casi todo el día bajo tierra y van patinando a trabajar, maleta en mano ( para que luego los estadounidenses se mofen de ellos malévolamente las 24 horas del día en South Park) y a los pobres noruegos se les congelan las neuronas ( son de la gente más chiflada y extraña que me he encontrado en mi año de erasmus-orgasmus).
Pues bien, en días de frío como hoy, domingo de época prenavideña, la gente parece calentarse, en general, hacendo un spring de compras incansable. ( es una vergüenza ver como no hay nadie que se apiade de los pobres dependientes que trabajan y soportan con paciencia al cliente insaciable hasta en los días festivos).
En el telediario cuentan que han bajado las ventas de paraguas y abrigos. No me extraña...porque hasta ahora hemos tenido tiempo de primavera y los pantanos se están quedando vacíos. ¿ Quién habla de cambio climático? Si los dirigentes de algunos partidos que aspiran a gobernar el país piensan que habría que pasar del tema por lo menos hasta dentro de trescientos años. ¡Carámbanos! ( y nunca mejor dicho). Menuda sobredosis de incultura.
He optado por relajarme. Al fin y al cabo, hoy es domingo y hace frío.
Me he preparado los apuntes para comenzar con el pié derecho los exámenes del próximo año y he ido a tomar con Carlos un chocolatito caliente.
Qué gusto saber que hay alguien a mi lado que de vez en cuando me comprende.

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