sábado, 26 de enero de 2008

Hacer la fotosíntesis

Después de un día de letargo en el invernadero de mi habitáculo va siendo hora de salir y hacer la fotosíntesis.
Un rayo de luz traspasará los poros de la piel y reactivará la melanina ( si queda alguna) como sabia bruta que fluye por un cuerpo que vivió inerte por un día.
Definitivamente. Hay que salir y hacer la fotosíntesis.
La función clorofílica no es algo simplemente de las plantas. ¿ Cómo podríamos vivir sin el sol, sin la luz que reactiva nuestras entrañas?. Nos cambia el color del pelo, la piel y hasta el brillo de los ojos. La mirada.
Utilizamos la expresión "vegetar" pero a veces, si lo piensas, tampoco sería tan malo ser vegetales. Nacen y se reproducen como nosotros. Florecen y se marchitan ( como nosotros con los problemas y las alegrías que nos suceden). Cambian de color ( como cuando nos hacemos viejos) y cuando no se adaptan al terreno, no reciben las caricias de los rayos del sol o les falta el agua ( excepto captus y chumberas, que son sobrenaturales), mueren y desaparecen, dejando a veces fragmentos de sí, que puedes volver a injertar para formar algo que algún día, en sus orígenes, se pareció a ellos.
El mayor inconveniente de ser una planta es carecer de pies. No puedes elegir donde te plantan, y sabes, que si no es por un antojo de alguien, vivirás en ese lugar por el resto de tus días.( ¿ Y te comerán los gusanos?)
No puedes ver el mundo. No puedes salir corriendo cuando tienes miedo. Debes asumir tu vida contemplativa, suspirar al viento, palidecer, enverdecer, arrugarte y esperanzarte con el baño del rocío matutino.
Así que voy a salir a hacer la fotosíntesis, asumiendo que soy un ser humano, y mis limitaciones, por fortuna ( y quizás obra del destino, al que se lo agradezco) no son las de los vegetales
Voy a pasear por la ciudad.




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