domingo, 24 de febrero de 2008

Pilas nuevas


Pues acabo de regresar de un fin de semana en el rural, en la Galicia profunda. ¡Qué maravilla! Paz, tranquilidad y necesidades primarias.
Debo decir que dos días son lo justo, más allá, empiezo a aburrirme y a buscar entretenimientos absurdos. Empiezo a acordarme de todas esas cosas estúpidas que no he metido en la maleta y a pensar cual será el pueblo más cercano para tomarme el vermú.
Ya no me acordaba de lo que era dormir a pierna suelta en una casa de madera, calentita, con las mantas hasta la nariz y levantarme con una sonrisa en la boca con la melodía de las aves. Abrir las contras y ver una oveja ( mi animal favorito, sin duda) con su carita blanca y su barriga de salir de cuentas en breve. Poner el hornillo eléctrico que tarda en calentar tres cuartos de hora y pelearme con la sartén, la mantequilla y las tostadas durante casi otra. Nunca he tenido paciencia para esas cosas, prefiero prenderle fuego al salón y calentar a lo troglodita.
El rural tiene su encanto para la gentecilla como yo, que nunca hemos tenido aldea, ni hemos tratado con bichos más allá de arañas o cucarachas.
Todavía no llego al extremo de la New Generation que piensa que la leche sale del tetrabrick pero no puedo prescindir de llevarme mi champú para cabello seco. hehe.
Visitamos "o enredo do abelleiro". Es un lugar donde puedes observar el ciclo de todo el trabajo que desempeñan las abejas y cómo se obtienen diferentes productos como la cera y la miel, se elaboran y se envasan.
Me gustó bastante la visita. No obstante, no me sentí muy segura al salir al exterior cerca de los panales ya que soy la reina de las alergias y creo que todavía nunca me ha picado una abeja en mi vida. ¡Mejor no tentar a la suerte!
Comida: no muy especial pero en un sitio muy bonito.
Anécdota para comentar: la de la gasolinera.
Aunque llevábamos GPS para localizar la casa, el pobre, ni siquiera encontraba el sitio así que, no se le ocurre otra cosa a Miriña, que parar a preguntar en la gasolinera.
Para ser sinceros, no me acordaba de que estábamos en Galicia.
La contestación a mi pregunta fue algo así como..." Podes ir de frente, ou volver a Brandexo, e dende alí buscar os sinais..." el colega le decía... "Non home, que pode ir pola de Benita que ta mais preto ou pola de Aghustina..." hasta llegar a la conclusión entre ambos de... " Boeno, muller, da ighual porque cas obras retiraron todos os sinais".
Casi no me muero de la risa. Educadamente les agradecí su ayuda y tiré de frente. Ya me presentí toda una noche dando vueltas a un embalse. Me equivoqué. Afortunadamente, encontramos un cartel, que no debían de haber quitado con las obras, y conseguimos llegar.¡ Qué bien!
He vuelto con las pilas nuevas , la cabeza despejada y a ver si trazo un nuevo plan que no se quede en eso: un plan.



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