martes, 12 de febrero de 2008

Promesas

No suelo hacer muchas promesas y cuando me arriesgo, suelen ser poco importantes.
No me gustan las promesas de te querré toda la vida o las de dejar hábitos macabros que a uno en el fondo le gustan.
Las promesas son algo que muchas veces no se cumplen, por miedo, por inconstancia , por abrir los ojos al mundo. Yo he traicionado, como todos. Me he traicionado a mí misma, engañándome y diciéndome que sería capaz, que podría con todo.No, a veces rompemos nuestras promesas.
Mis últimas promesas han sido tonterías. Cosas que dices porque es fácil cumplirlas, o no.
Les prometí a las niñas que hablaría del concierto de Ismael Serrano antes de decidir reprimirme para no encender el ordenador este pasado fin de semana. También le prometí a Ana que si me mandan a China le dejaré cortarme el pelo. ( por el momento no me preocupa demasiado porque estoy casi convencida de que no va a haber suerte).
El concierto, todo hay que decirlo, fue un cúmulo de sentimientos encontrados,de emotividad a borbotones, de angustia, de misterio, de energía.
Debí hablar de ello en su momento, cuando la sensación permanecía viva y fresca. Ahora que se ha muerto, recuerdo que tras tres horas de poesía sin final, salimos conmocionadas como zombis, como si nos hubiesen arrancado el corazón de cuajo, comentando lo maravilloso que había sido.
Nunca he sido fan de nadie porque ya le cuesta a uno bastante ser un poco fan de uno mismo cuando se levanta cada mañana.Sin embargo, tengo que reconocer que la calidad de voz de este hombre es impactante en directo; también sus letras, que si no fuera por una cierta melodía un tanto repetitiva, crearían una nueva armonía en el universo.
Parece que no puedo pinchar un vídeo decente, la música no va acorde con el resto.hahah

Os dejo un poemilla triste made-in-feito-na-casa.

El silencio que nunca tuvimos

nos obligó a arrojar

los trastos por la ventana,

a maldecir

al transeúnte

solitario,

a espantar a las palomas

en los parques,

a pinchar el mismo disco

hasta aburrirnos.

El silencio que perdimos

destrozó nuestros sueños.

Nos cerró los párpados.

Vertió Super Glue

en nuestros dedos

para no sentir jamás

el tacto de la piel.

Me lavé la cara al despertar

y sentí que el silencio

había vuelto.

Te busqué en la cama,

entre las sábanas.

Corrí por las calles descalza

mojando mis pies

en los charcos.

El silencio ha vuelto, susurré.

Entonces me di cuenta

de que te habías marchado.

M.M

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!! te digo por experiencia que no debes ser tan dura contigo misma ya que una mala racha la pasa cualquiera. Además eres la persona más trabajadora y responsable que conozco y que te hayan salido mal algunas cosillas no debería afectarte tanto. Fíjate! tienes que leer bien lo que escribiste...te quejas de que no das hecho con todo y eso es porque te exiges demasiado, además siempre andas como una loca de un lado para otro sin parar. En mi opinión creo que es mejor fracasar en lo que nos proponemos que pasarse los años sin hacer nada y creyédonos unos triunfadores sin arriesgarnos a perder. Venga Miri, tú ánimo que puedes con todo lo que echen y más (no te conoceré yo!)Además donde se ha visto un talismán deprimido, este estado ánimico no pega nada contigo. Muchos besos y si ves que esto continúa muchos días llamamé y te paso un poco de positivismo, ya sabes que últimamente a mi sale hasta por las orejas. Cuidate!!!